sábado, 19 de septiembre de 2009

TEXTO OPINATIVO

¿CONSUMIR DROGA ES FALTA DE IMAGINACION?
UN LIBRO DEBE SER EL HACHA QUE QUIEBRE EL MAR HELADO DENTRO DE NOSOTROS.



Esta pregunta es innegable, puesto que desde los inicios del hombre (como sujeto con pensamiento abstracto) la literatura ha estado inexorablemente ligada a él. No se puede concebir al ser humano sin la literatura. El hombre es hombre gracias a la literatura, y lo seguirá siendo hasta que se destruya a sí mismo.


En mi opinión no es que la literatura sea un valor. La literatura es todo escrito con significado y con fin comunicativo. Gracias a que nuestros antepasados crearon un sistema de signos para la palabra hablada, el cerebro humano en el cual se reflejan los actos del hombre ya sean positivos o negativos de acuerdo a sus principios y valores con los cuales ha vivido, en este caso es negativo ya que es el tema que nos convoca.


Mientras existamos los seres humanos, habrá literatura, habrán cuestionamientos, sinfín de voces para expresarse, diversas visiones de mundo y múltiples maneras de recrear el lenguaje para tornarlo estético en los textos. La historia ha corroborado lo importante que fue la literatura, somos testigos de lo importante que es actualmente y con seguridad es indispensable la literatura en el futuro, tanto como el alimento para el cuerpo como para crear ideales positivos dentro de nuestra vida, sin desviarnos logrando llenar vacios y espacios en este caso con drogas y demás vicios que lo único que hacen es hacernos daño y entrar en contradicción con nuestros principios.


Es por ello que gracias a la literatura en el futuro las nuevas generaciones podrán saber, todo lo que ocurría en estos tiempos, las formas de pensar y el por qué del comportamiento humano.


Desde entonces he tenido muy claro que la lectura en general y la lectura de obras literarias en particular, es uno de los instrumentos más eficaces para la formación de la personalidad y el conocimiento profundo del mundo que nos rodea y de nosotros mismos.


A través de la lectura se consigue el desarrollo de la capacidad de análisis y del sentido crítico. No se puede hacer una lectura bebiendo el libro como quien bebe las imágenes de la televisión; el lector tiene que analizar y tomar partido por lo que está leyendo.


Fernando Pessoa afirmaba que él no era capaz de leer fríamente un libro, porque al poco tiempo de estar desentrañando lo que relataba se veía a sí mismo como autor: «Después de unos minutos, quien escribía era yo, y lo que estaba escrito no estaba en ninguna parte».


Creo que de alguna manera el autor se difumina para que el lector cobre protagonismo. El autor, en el momento de la creación, da vida a unos personajes; pero si no existe el concurso del lector su obra está muerta.


Un libro cobra vida cuando un lector lo coge, lo hace suyo, lo cambia, lo tira: es, en fin, un acto de pasión. Ahí reside, precisamente, la magia de la lectura. En la lectura no hay entrega, sino participación.


Por otra parte y consecuente con eso, el lector adquiere libertad de criterio. El libro no es impositivo como pueden ser otras comunicaciones visuales: el cine y la televisión, esta última en mayor medida, en las que el espectador no puede transformar lo que está viendo.


El sentido de responsabilidad del lector puede llevarle a afirmar rotundamente: Esto no me interesa, por más que exista la autoridad de la letra impresa. Terrible ha sido en nuestro país, durante muchísimos años, la autoridad en general y la autoridad de la letra impresa en particular, y todavía seguimos con la autoridad de la imagen.


El hombre es un ser social; esto se viene diciendo desde los tiempos más remotos. Y es indudable que, el principal elemento de sociabilidad, es la palabra. Por tanto, en la medida en que dominemos mejor el uso del lenguaje seremos más completos, más perfectos, más útiles y posiblemente más felices.


Otro elemento básico es el de la sensibilización social que a mí me preocupa de manera muy especial. Durante mucho tiempo hemos sido menores de edad, hemos estado en una torre de marfil donde los problemas eran de los demás. Ha llegado el momento de afrontarlos. No hay soluciones mesiánicas ni superhéroes, es el colectivo social quien debe unirse para resolverlos.


Pienso que todos estos maravillosos objetivos no son sólo responsabilidad de la escuela. En una sociedad ideal, y por tanto en una sociedad lectora, la escuela no será el lugar donde habría que potenciar el amor al libro y a la lectura. Al llegar los niños a ella ya deberían tener un impulso adquirido en la casa, incluso antes de saber leer. Si ven a los padres que leen, que manifiestan placer en el hecho de ojear un libro, los hijos tratan de imitarlos. Pero, por desgracia, nuestro país no es lector. En la casa normalmente no hay libros y no existe lo que pudiéramos llamar un rango social de la lectura.


Vivimos, por desgracia, en una sociedad que no es lectora y por tanto una vez más recae sobre la escuela el peso de hacer de factor correctivo de una deficiencia social. En ella comienzan a introducirse los libros y la afición por la lectura. Yo creo que la lectura no debe ir paralela a la escuela. No necesariamente un buen lector tiene que ser un buen estudiante. Si el factor de canalización viene a través de la escuela habrá personas que automáticamente se descuelguen del hecho de la lectura.


Para concluir puedo decir entonces que debemos ofrecer a los lectores algo que responda a sus intereses y necesidades. Y en estos momentos contamos con una oferta rica y variada.


ELVA LUCIA GUTIERREZ
GLORIA PATRICIA GOMEZ SOSA
LINA ANDREA CHICA GUTIERREZ
ANTIOQUIA




1 comentario:

  1. Este texto es de fernando Alonso... Y ustedes que están haciendo, contradiciendo a Marti, a Larrosa con sus acciones???

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